Sobre los partidos políticos y las protestas populares

Luis Felipe Zegarra

Algunos sostienen que los partidos de izquierda solo están interesados en la distribución del ingreso y son contrarios al crecimiento económico. Son contrarios al progreso económico, dicen algunos, pues los partidos de izquierda “están en contra de la inversión privada”, y, por lo tanto, van en contra del fundamento mismo del crecimiento económico. Por lo tanto, dirán los enemigos de los partidos de izquierda, dichos partidos no generan bienestar, pues solo con mayor crecimiento, con mayor producción, será posible tener “más para repartir”.

Muchas veces los títulos como “partido de izquierda” o “partido de derecha” parecen no encajar en las agrupaciones políticas de hoy en día. Sin embargo, cabe discutir sobre la necesidad de partidos políticos que logren canalizar las demandas por políticas que hacen los sectores más pobres. Llámense partidos de izquierda o no, las organizaciones que logran canalizar las demandas de la población más pobre tienen una enorme importancia para un país. Incluso quienes están en contra de políticas redistributivas del ingreso deben reconocer que los partidos políticos que canalizan tales demandas tienen un rol importante para la estabilidad política y por lo tanto para el crecimiento de la economía.

Un hecho indudable es que la población siempre trata de hacer llegar sus demandas al gobierno, con o sin partidos políticos que los representen. Sin partidos que los representen, las demandas populares pueden ser canalizadas por líderes carismáticos, muchos de ellos quizás radicales, que buscan mucho más que canalizar ciertas demandas de la población. En un país sin organizaciones políticas que representen a los sectores populares, ya no se tratará solamente de protestar contra una ley particular que consideran va en contra de los más pobres, sino de quizás ir en contra del mismo sistema democrático.

Ciertamente no podemos estar a favor de medidas que obstaculicen el funcionamiento libre de los mercados, como por ejemplo controles de precios, exoneraciones tributarias, excesivo gasto fiscal, políticas inflacionarias, entre otras. Sin embargo, debemos reconocer que la canalización de las demandas de los sectores populares a través de partidos (llámense partidos de izquierda o no) es vital para lograr un crecimiento económico sostenido. Aquellos que piensan que la destrucción de dichos partidos es saludable para una sociedad están poniendo en riesgo el futuro mismo de las políticas que dicen defender.

Popular posts from this blog

El ahorro obligatorio

De vuelta a la realidad

Populismo y concentración de poder: Alan García y el desastre económico aprista