Deficiencia institucional y crecimiento económico

(Diario16, 20 de julio de 2013) 

Los resultados de competitividad del Institute for Management Development (IMD) para este año indican que Perú mantiene un marco institucional débil. De acuerdo con el índice de competitividad, de un total de 60 países, Perú se encuentra en el puesto 41 en lo que se refiere al marco institucional, y en el puesto 40 en lo que se refiere a legislación para los negocios. Estos son puestos bastante bajos.

Ciertamente, los problemas de la institucionalidad no son un problema generado por este gobierno: son un problema que Perú tiene desde hace décadas. Pero es un problema que amerita una pronta solución. Que la institucionalidad del país nos coloque en uno de los últimos puestos a nivel mundial no es algo que debamos tomar a la ligera. El crecimiento económico de largo plazo de un país se determina por la bondad de sus instituciones. En países con instituciones débiles, la inversión de largo plazo no es usualmente muy alta. Por ende, el crecimiento económico no es sostenible a altas tasas. Es más, con instituciones débiles, quienes sufren más son los hogares de menores recursos, aquellos que no tienen “conexiones” con personas con poder. La sensación de injusticia aumenta, lo que incrementa el riego de conflictos sociales.

Los últimos diez años, Perú ha crecido a tasas altas. Entre 2002 y 2012, el crecimiento promedio del PBI fue 6.4% por año; y entre 2009 y 2012 la tasa de crecimiento promedio fue 7.3% por año. Estas cifras de crecimiento parecen ser inconsistentes con las instituciones que tenemos.

Existirían inconsistencias entre crecimiento e instituciones, sin embargo, solo si el rápido crecimiento que hemos experimentado en los últimos años reflejase la tendencia de largo plazo del crecimiento económico. Es posible, sin embargo, que el crecimiento de los últimos años no refleje la tendencia de largo plazo, y que se explique más bien —al menos, parcialmente— por la excesiva liquidez mundial o las bajas tasas de interés mundiales.

Es más, cifras oficiales sugieren que Perú usualmente ha crecido a tasas bastante menores: entre 1951 y 2000, por ejemplo, el PBI creció a una tasa promedio de 3.61%. Algunos dirán que esta cifra no refleja el crecimiento económico de largo plazo, pues dicho período incluye el primero gobierno de Alan García, durante el cual las políticas económicas y el terrorismo afectaron de manera profunda a la economía peruana. Excluyendo dicho período, obtenemos una mayor tasa de crecimiento, pero dicha tasa sigue siendo menor que 5%: entre 1951 y 1985 el crecimiento promedio fue 4.23%. Estas cifras sugieren pues que Perú ha crecido en los últimos años por encima de su tendencia de largo plazo.

Si en los últimos años la economía peruana ha crecido por encima de su tendencia de largo plazo, eventualmente la economía retomaría la tendencia de crecimiento moderado, a menos que el país mejore sus instituciones. Las instituciones del Perú, un elemento vital para lograr un crecimiento económico sostenible mayor al 5%, estarían muy lejos de ayudarnos a alcanzar una meta de alto crecimiento.

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