¿Izquierda moderada o izquierda extremista?

(Diario16, 2 de marzo de 2013)
Muchos se preguntan por qué quienes defendemos un sistema económico de libre mercado rechazamos la revocatoria de la alcaldesa Susana Villarán, y por qué no, más bien, apoyamos el intento de los revocadores de derrotar a una de las principales representantes de la izquierda peruana. ¿No sería acaso beneficioso –parecen preguntarse– para quienes defendemos el libre mercado acabar con una de las principales representantes de la izquierda peruana? ¿No deberíamos aprovechar las circunstancias y acabar con el intento de consolidación de la izquierda?
Ya sostuvimos semanas atrás que nuestro apoyo a Villarán parte, entre otros motivos, del convencimiento de que la alcaldesa es una persona honesta, y de que la honestidad es un activo vital para el sostenimiento de la democracia. En un país en el que parece que gran parte de los políticos no son honestos, es decir, donde la honestidad es un producto escaso, resulta vital defender a las autoridades que han demostrado honestidad y transparencia. Solo con autoridades honestas podemos al menos soñar con un país que logre resolver sus problemas económicos y sociales más importantes.
Sin embargo, además reconocemos que contar con Villarán como una lideresa importante de la izquierda peruana podría reducir la probabilidad de que opciones extremistas ocupen un espacio político importante. Ya hemos sostenido en repetidas oportunidades que nuestra posición ideológica es liberal, que pensamos que la libertad individual es un derecho natural de la persona y que, por lo tanto, un sistema de libre mercado es el mejor para cualquier país. No coincidimos, pues, con las posturas de izquierda (ni con las de derecha). Sin embargo, reconocemos que para que la democracia sea estable es vital que todos los sectores de la población (incluyendo ciertamente a quienes piensen diferente que nosotros) puedan canalizar sus demandas a través de políticos moderados.
Parte importante de la población probablemente siempre tendrá una posición de izquierda, es decir, demandará políticas redistributivas. Aunque el debate político puede lograr que algunas personas modifiquen sus preferencias políticas, lo más probable es que gran parte de la población que demanda una mayor redistribución de la riqueza lo seguirá haciendo al margen del debate político. Eso no lo vamos a cambiar.
Quienes tienen una posición de izquierda buscarán líderes que los representen. Dichos líderes pueden ser moderados (como Villarán) o extremistas (como aquellos que buscan cambiar totalmente las políticas económicas o como aquellos que simpatizan con grupos terroristas). Si el sistema acaba con los líderes moderados de izquierda, parte de la población buscará representantes entre líderes más bien extremistas. Difícilmente quienes tienen una postura de izquierda buscarán representación entre líderes de la derecha peruana o entre los pocos líderes liberales de este país.
Muchos no reconocen el peligro que enfrenta este país de acabar con los líderes moderados de izquierda. Líderes como Susana Villarán pueden ser bastante útiles al sistema democrático con el fin de canalizar las demandas de los sectores más pobres, en particular de aquellos que demandan políticas redistributivas. Quienes tenemos posiciones ideológicas diferentes a las de Villarán necesitamos de su participación con el fin de aumentar la probabilidad de que la democracia peruana sea estable, es decir, de que la democracia peruana se convierta en un sistema sin posturas extremistas con arraigo popular. Si acabamos con una autoridad no solo honesta sino, además, moderada como Villarán, podremos estar perdiendo la oportunidad de contar una izquierda representativa y moderada, una izquierda que este país necesita.

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