¿Prohibición de armas de fuego?

(Diario16, 26 de diciembre de 2012)
Hace unas semanas, Estados Unidos sufrió una de las peores tragedias de los últimos años. Un joven de apenas 20 años asesinó a 20 niños y seis adultos en la escuela primaria Sandy Hook, en el apacible pueblo de Newtown, en el estado de Connecticut.
Frente a este trágico evento, aparecieron quienes, como otras veces, sostienen que la libre venta de armas de fuego es una de las principales causas de los altos índices de crimen en los Estados Unidos y que, por lo tanto, tragedias como esta se evitarían con la prohibición de dichas armas. Esta posición tiene fuerte popularidad entre un amplio sector de la población, sobre todo entre los líderes del Partido Demócrata.
Sin embargo, otra posición ha ganado fuerza en los últimos días. El Partido Libertario ha propuesto que se levante parcialmente la prohibición de armas de fuego en las escuelas y que se permita a los profesores y directores de las escuelas llevar pistolas y rifles para proteger a sus alumnos. Esta posición ha tenido eco entre importantes líderes del Partido Republicano y responde, a nuestro criterio, a un análisis mucho más profundo de la situación de violencia.
En realidad, es bastante aventurado sostener que las armas de fuego son la causa del problema de violencia. Las armas de fuego no son la causa de la violencia. De hecho, si una persona desea asesinar a otra persona o a otras personas, tendrá a su disposición una gran cantidad de elementos para lograrlo. Sería de hecho absurdo prohibir las ventas de cuchillos, sierras eléctricas o hasta aviones porque esos artefactos también pueden ser utilizados para asesinar.
Es más, quienes sostienen que la venta de armas de fuego es la causa de la violencia no parecen tomar en cuenta que criminales pueden acceder a armas de fuego ilegalmente (como en el Perú, por ejemplo) y que, por otro lado, el acceso libre (aunque supervisado) a dichas armas permite a las personas de bien defender a sus familias de aquellos que quieren hacerles daño. De hecho, en varias oportunidades, el acceso a armas de fuego por parte de la sociedad civil ha permitido salvar vidas inocentes. Así, tal como reporta el Partido Libertario, en 1997 el vicedirector de una escuela en Pearl (Mississippi) puso fin a un tiroteo en la escuela después de que él sacara su revólver Colt calibre 45 que mantenía en su camioneta. En 2002, un ataque terrorista en una escuela en Israel fue rápidamente contrarrestado por un profesor armado y un guardia de seguridad. Ese mismo año, en una escuela de leyes en Grundy (Virginia), estudiantes que llevaban armas pusieron fin a un tiroteo cuando se enfrentaron a la persona que efectuaba los disparos. En 2009, dos trabajadores, quienes llevaban pistolas, pusieron fin a un tiroteo en un centro laboral en Houston (Texas). En 2012, un tiroteo en una iglesia en Aurora (Colorado) llegó a su fin gracias a un miembro de la congregación que llevaba un arma y que se enfrentó a la persona que efectuaba los disparos.
La prohibición de la venta de armas de fuego no impide que criminales accedan a dichas armas o a otro tipo de armas para hacer daño. Además, es iluso pensar que el Estado podrá siempre proteger a los ciudadanos de bien. ¿No tienen en estas circunstancias los ciudadanos el derecho a defender a sus familias y a su comunidad con la utilización de armas de fuego?

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