¿Muy grandes para quebrar?

(Diario16, 12 de diciembre de 2012)

En los Estados Unidos, desde el 2008, el gobierno federal ha apelado al salvataje o rescate de empresas como parte de las medidas para enfrentar la crisis financiera del 2008-09 y la posterior recesión económica. Algunos economistas han defendido estas medidas sosteniendo que algunas empresas son muy grandes para quebrar (“too big to fail”), refiriéndose a que los efectos negativos de la quiebra de dichas empresas, por ejemplo en el desempleo, son tan importantes que vale la pena que el gobierno intervenga en la economía y salve a dichas empresas.
 
¿Ha sido el salvataje de empresas una medida saludable para la economía norteamericana? Si importantes empresas peruanas estuviesen a punto de quebrar, ¿sería recomendable que el Estado Peruano las rescate de la quiebra?
 
Sin duda, la quiebra de una empresa grande tiene efectos negativos temporales en trabajadores y empresas relacionadas. Sin embargo, el progreso de una economía pasa necesariamente por permitir que el mercado actúe no solo en la determinación de precios, sino además en la determinación de qué empresas permanecen en el mercado. El rescate de empresas no será pues recomendable en Estados Unidos, en el Perú, ni en cualquier otro país.
 
La primera razón por la que nos oponemos al salvataje de empresas es que dicho salvataje envía una pésima señal al mercado. Si el dueño de una empresa sabe que, cuando enfrente problemas financieros, el gobierno acudirá en su ayuda a través por ejemplo de inyección de capital, crédito barato, la condonación de deuda tributaria u otras medidas, entonces dicho dueño tomará medidas muy riesgosas e incluso no se preocupará mucho por ser más productivo y competitivo. Después de todo, se dará cuenta de que la quiebra ya no será un escenario probable. Por el contrario, cuando la quiebra es una posibilidad, los empresarios se darán cuenta de que existe un costo muy alto por tomar medidas muy riesgosas y por ser poco productivos. La posibilidad de la quiebra, entre otros factores, motiva a los empresarios a ser cada vez mejores.
 
La segunda razón por la que nos oponemos al salvataje de empresas es que la quiebra de empresas es un mecanismo del mercado para deshacerse de empresas ineficientes. Los recursos que utilizaban las empresas que salen del mercado pasan entonces a ser utilizados por otras empresas. La quiebra de empresas es una manera que tiene el mercado para garantizar un mejor uso de los recursos de la sociedad. Si el gobierno evita la quiebra de empresas, entonces la economía tendrá empresas improductivas utilizando recursos que podrían ser utilizados de manera más eficiente. Un elemento esencial de la competitividad y por lo tanto del crecimiento de las economías consiste entonces en permitir la quiebra de empresas en un mercado competitivo.
 
El sistema de libre mercado busca que en libre competencia permanezcan los más capaces. Si una empresa grande quiebra, no debemos pensar que ello llevará al colapso económico. Por el contrario, la historia económica y empresarial nos muestra que el colapso de muchas economías ricas ha sucedido justamente como consecuencia de impedir que la competencia “haga su trabajo”. En esas circunstancias, no debería sorprendernos que en los próximos años la economía norteamericana enfrente serios problemas económicos, no solo como consecuencia del aumento de la deuda federal y la masiva emisión de dólares por parte de la Reserva Federal (lo que ha generado la atención de muchos), sino además como consecuencia del salvataje de empresas y el consiguiente lento crecimiento de la productividad de la economía norteamericana.

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