Venezuela y la dictadura de las mayorías

(Diario16, 20 de abril de 2013)
El último proceso electoral de Venezuela ha sido fuertemente criticado debido a su falta de transparencia. Coincidimos con esas críticas: sin duda, era deseable que el gobierno llevara a cabo un proceso transparente y equitativo.
Cabe, sin embargo, preguntarnos lo siguiente: si el proceso electoral hubiese sido transparente y se hubiese respetado la voluntad de la mayoría del pueblo venezolano, ¿entonces deberíamos celebrar el triunfo de Nicolás Maduro? ¿Debemos lamentar el triunfo de Maduro porque el proceso fue poco transparente, o debemos lamentar dicho triunfo, además y sobre todo, porque su gobierno será una continuación del gobierno anti-liberal de Hugo Chávez?
Es interesante plantear estas interrogantes porque ponen en discusión la bondad de la elección de autoridades por mayoría. Si el gobierno de Chávez nos demostró algo es que la “regla de la mayoría” (la elección de autoridades por mayoría) no garantiza resultados deseables. Después de todo, apelando al apoyo mayoritario que recibía de la población, Chávez emprendió una política redistributiva y anti-liberal que consistió en la confiscación de propiedades a quienes “tenían demasiado”, los controles de precios, los controles del tipo de cambio, el reparto casi gratuito de alimentos, y el otorgamiento de subsidios a la construcción de viviendas, entre otras medidas contrarias a un modelo de libre mercado. El gran gasto público en el que incurrió fue financiado por los ingresos del petróleo y con emisión de dinero, lo cual finalmente causó inflación y la depreciación de la moneda. El gobierno de Chávez, apoyado por la mayoría de la población, atentó contra la libertad individual de las personas y llevó a la economía venezolana al colapso económico.
El caso venezolano nos muestra pues que la elección por mayoría no garantiza la defensa de la libertad ni los resultados económicos deseables. Es posible que las democracias reduzcan la probabilidad de tener tiranos que atenten contra la libertad de la mayor parte de la población; sin embargo, las autoridades elegidas por mayoría pueden también ser tiranas, atentando contra la libertad de muchos de sus ciudadanos, sobre todo de aquellos que no forman parte de las “grandes mayorías”. Como sostuvo Friedrich Hayek, en “The Constitution of Liberty”, la elección por mayoría no es de ninguna manera una garantía de que viviremos en una sociedad libre. Cuando la regla de mayoría no es acompañada de un respeto a la libertad individual, “el ideal de democracia –en palabras de Hayek-, originalmente destinado a prevenir todo poder arbitrario, entonces se convierte en una justificación para un nuevo poder arbitrario”.
Lamentamos pues el triunfo de Maduro no sólo por la poca transparencia del proceso electoral, sino, además y sobre todo, porque dicho triunfo significará la continuación de políticas que han atentado contra la libertad de expresión, la propiedad privada y el libre funcionamiento de los mercados en Venezuela. Incluso si fuese cierto que la mayoría de los venezolanos desea que Maduro permanezca en el poder, el resultado del último proceso electoral venezolano es a todas luces lamentable. Es posible que el gobierno de Maduro llegue a su fin en los próximos meses; sin embargo, mientras tanto, se seguirá manteniendo a la población venezolana en un estado de tiranía e inseguridad.

Popular posts from this blog

El ahorro obligatorio

De vuelta a la realidad

Populismo y concentración de poder: Alan García y el desastre económico aprista