Enfriamiento

(Diario16, 25 de mayo de 2013)
Las últimas cifras de crecimiento del PBI, en marzo de este año, sugieren que se está produciendo un enfriamiento de la economía, es decir, un cambio en la tendencia de la inversión y el producto. No se trataría solamente de que el mes de marzo de este año tuvo menos días laborales que los que habitualmente tienen los meses de marzo (debido a Semana Santa), sino que la confianza de los inversionistas ha desmejorado, lo cual ha llevado a un recorte de la inversión, tendencia que podría mantenerse en los próximos meses.
Una de las razones de esta caída en la confianza de los inversionistas es probablemente el aparente giro del Gobierno hacia políticas que implican una mayor intervención estatal en la economía. Otra razón sería la incapacidad del Gobierno para solucionar los conflictos sociales. En esto coincidimos con varios economistas que en las últimas semanas han sostenido que el gobierno de Humala es parcialmente responsable del enfriamiento de la economía.
Sin embargo, el enfriamiento de la economía podría deberse también a otras razones. Como hemos explicado en esta columna desde hace varios meses, el crecimiento económico que ha experimentado el Perú, desde principios de la década del 2000, no parece encontrar fundamento en los cambios institucionales importantes. Nuestro país, por ejemplo, sufre de severos problemas de ineficiencias y corrupción en el Poder Judicial, y desprotección del derecho a la propiedad privada (debido al crimen, por ejemplo), problemas tan severos como en décadas anteriores. Debido a ello, la economía peruana difícilmente puede ser clasificada como una economía de libre mercado: en un sistema de libre mercado, el derecho a la propiedad está protegido por el Estado. Y difícilmente podríamos entonces esperar que la economía crezca de manera sostenida a altas tasas.
Como también hemos sostenido en esta columna, es probable que el rápido crecimiento de la economía peruana, en los últimos años, se deba en parte a la política monetaria de la Reserva Federal de los Estados Unidos y la consiguiente abundante liquidez (dinero) que existe en el mundo. Con los altos niveles de liquidez que existen en el mundo, las tasas de interés se encuentran en niveles bastante bajos. Han sido justamente esas bajas tasas de interés las que nos permiten parcialmente explicar la abundancia de capitales que han llegado al Perú y a otras economías de la región. Tal como sostiene la Escuela Austríaca de Economía —la escuela de pensamiento que mejor explica los ciclos económicos—, la disminución de la tasa de interés provocada por las políticas de los bancos centrales lleva a que muchos proyectos largos y riesgosos sean considerados rentables.
Es también muy probable que la gran liquidez que existe en el mundo haya llevado a cambios temporales en los precios relativos. Si el fuerte crecimiento de los precios de nuestras exportaciones se debe en parte a la liquidez en el mundo, entonces los favorables precios relativos eran solamente un fenómeno temporal: eventualmente, las condiciones económicas internacionales se “sincerarían” y retornaríamos a la tendencia de largo plazo.
Si es cierto que la economía peruana ha crecido en gran parte debido a la abundante liquidez en el mundo, entonces por más que el Gobierno sostenga que no tratará de aplicar su original programa conocido como “La Gran Transformación”, el Perú experimentará en los próximos meses y años una reducción en la tasa de crecimiento. Esto no debería sorprendernos. ¿O acaso deberíamos esperar que un país, que no protege la propiedad privada debido a la corrupción y el crimen, tenga de manera sostenible altas tasas de crecimiento económico?

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