Privilegios monetarios

(Diario16, 20 de febrero de 2013)

No debe quedar duda de que el Perú es una sociedad de privilegios. Durante toda nuestra historia colonial y republicana, los gobiernos en el Perú han otorgado privilegios a distintos grupos de personas, por lo general personas con conexiones importantes en el gobierno. Sin embargo, aunque estos privilegios abundan, para la mayoría de la población puede ser muchas veces difícil detectar los privilegios que otorga el Estado.
Analicemos, por ejemplo, las medidas que adopta el Estado peruano para evitar la caída del tipo de cambio. Muchos colegas han sostenido que es importante que el Banco Central de Reserva (BCRP) participe activamente en el mercado cambiario para evitar su caída. Han sostenido que el sector exportador se verá afectado por la depreciación del dólar. Señalan que es importante evitarlo para no “perder competitividad”. Han llegado incluso a señalar que la economía peruana podría colapsar si ello ocurre.
En esa misma línea, el ministro de Economía ha sostenido que el gobierno tratará de evitar la caída. Y aunque funcionarios del BCRP han sostenido que el tipo de cambio no tiene ni techo ni piso, lo cierto es que desde hace mucho tiempo la entidad monetaria ha procurado impedirla con la compra masiva de dólares.
Lamentablemente, muchos no se atreven a señalar que en una economía de libre mercado (donde no hay privilegios otorgados por el Estado) el tipo de cambio entre el sol y el dólar se debe determinar libremente por la oferta y demanda de dólares sin manipulación estatal. En una economía peruana de libre mercado, el BCRP se debería limitar a producir soles en cantidades moderadas no fijando el valor del sol a una moneda depreciada como el dólar. El tipo de cambio podría caer, pero ello no llevaría al colapso de la economía peruana. Como con las variaciones de otros precios, los cambios en el valor de la moneda extranjera benefician a unos y perjudican a otros. En una sociedad sin privilegios, no es labor del Estado escoger quiénes son los beneficiados y quiénes los perjudicados.
Es indudable que la compra de dólares por parte del BCRP beneficia a quienes reciben ingresos en dólares, principalmente exportadores. Pero lo hace a costa de otros, por ejemplo, de quienes tienen deudas en dólares. O a costa de los importadores (y, por lo tanto, de miles de hogares) que podrían acceder a bienes de consumo más baratos si el tipo de cambio cayera. O a costa de las muchas empresas que podrían acceder a bienes de capital importados más baratos. Al evitar que el tipo de cambio caiga, el Estado lleva a cabo una política de privilegios: no permite que el mercado lo determine libremente e interviene para beneficiar a un grupo de personas, principalmente a exportadores.
Ante esta manipulación del tipo de cambio, muchos, entonces, se preguntarán con justicia por qué el Estado no interviene en otros mercados a favor de otros grupos de empresarios. ¿Por qué, por ejemplo, no otorga un subsidio a los productores avícolas cuando sube el precio internacional del maíz, principal insumo en la producción de pollos? ¿O por qué no otorga un subsidio a los panaderos cuando sube el precio internacional del trigo? En general, muchos empresarios clamarán entonces por una “ayuda estatal”, una protección especial por parte del Estado con el fin de “ser más competitivos”.

Popular posts from this blog

El ahorro obligatorio

De vuelta a la realidad

Populismo y concentración de poder: Alan García y el desastre económico aprista