Estatismo a la carga

(Diario16, 27 de abril de 2013)

Existe la concepción entre muchos de que el modelo económico de los últimos 20 años ha sido un sistema liberal y de que -siguiendo los ejemplos de Alberto Fujimori, Alejandro Toledo y Alan García- Ollanta Humala ha optado también por un sistema liberal.

¿Es esto así? ¿Han sido realmente liberales las políticas económicas de las últimas dos décadas?

Debemos ser bastante claros al señalar lo siguiente: los gobiernos de Fujimori, Toledo, García no siguieron un modelo de libre mercado, y Humala tampoco lo ha hecho. En realidad, la visión estatista de la sociedad y la economía, así como los ataques a la libertad individual se han mantenido fuertes en las últimas dos décadas. Son muchas las evidencias de ello. Que Petroperú y Sedapal no se hayan privatizado en todos estos años, que se hayan creado y fomentado subsidios a la vivienda como Mivivienda, que se persista en obligar a los trabajadores formales a aportar a una AFP, y que se insista en declarar que los recursos naturales en el subsuelo son propiedad del Estado, son solo algunas de las muchas muestras de que nuestro sistema económico dista mucho de un sistema liberal. Que, además, la propiedad privada siga siendo un derecho a medias debido al crimen, la corrupción, y la poca transparencia y eficiencia del sistema de justicia, muestra que nuestro sistema legal se encuentra muy lejos de un sistema liberal.

Es más, en los últimos meses, es cada vez más claro que el gobierno de Humala se ha ido alejando cada vez más del ideal liberal. Si, en julio del 2011, algunos pensaron que el presidente Humala podría emprender reformas importantes para garantizar un crecimiento económico sostenido, pues probablemente ya deben estar despertando de aquel sueño. Que Petroperú pretenda comprar la refinería de la Pampilla y los grifos de Repsol, que pretenda invertir en el proceso de exploración de petróleo, que se obligue a los trabajadores independientes a aportar a las AFPs, que se decreten aumentos del sueldo mínimo, y que se creen programas asistencialistas por doquier, entre muchas otras perlas, nos muestran que la visión humalista de la sociedad dista bastante de una visión liberal.

Es claro que Humala nunca fue un fiel creyente de las bondades de un sistema económico de libre mercado. Pero, quizás, para algunos quedaba la sensación de que al menos no incrementaría el rol del Estado en los mercados. En los últimos meses, sin embargo, parece quedar cada vez más claro que para el gobierno es vital que el Estado adopte un rol protagónico en la vida económica. Este rol protagónico del Estado, sin embargo, no se daría a través de un marco legal que garantice la propiedad privada, ni a través de jueces honestos que sentencien en juicios cortos y de bajo costo, ni a través de un sistema legal que permita el libre ingreso de competidores a los mercados. Aparentemente, Humala y seguidores intentarán que el Estado adquiera un rol cada vez mayor como participante directo en la oferta de una serie de productos, empezando por los combustibles.

Ojalá nos equivoquemos en nuestros presagios. Por el bien del país, ojalá nos equivoquemos al señalar que Humala se alejará cada vez más del ideal liberal y se acercará cada vez más al ideal estatista. Ojalá Humala nos muestre que el Estado no aumentará su participación en la economía y permitirá que los mercados operen libremente sin excesivas regulaciones. Ojalá Humala nos muestre que este aparente viraje hacia políticas económicas más intervencionistas no es nada más que una broma de mal gusto.

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