La Gran Transformación
(Diario16, 3 de mayo de 2013)
En las últimas semanas, hemos escuchado al presidente y a varios
representantes de Gana Perú señalar que el Perú debe llevar a cabo una gran
transformación de la sociedad con el fin de que los pobres puedan dejar de ser
pobres y se provea mayor justicia. Con temor, entonces, varios sostienen que el
presidente Ollanta Humala y sus partidarios políticos están dispuestos a llevar
a cabo su original programa de gobierno, conocido como La Gran
Transformación.
Desde esta columna, estamos de acuerdo con que el Perú tiene muchos problemas
económicos y sociales y que, sin duda, necesita una gran transformación. Nos
distanciamos del presidente y sus seguidores, sin embargo, en el tipo de
transformación que el Perú necesita. En realidad, el Perú necesita transformarse
en una sociedad que garantice la libertad individual, el derecho de propiedad y
el sistema de libre mercado.
La Policía Nacional, por ejemplo, necesita una gran transformación. Esto es
bastante claro cuando notamos el incremento del crimen. Los crecientes atentados
contra la propiedad privada y contra la vida misma nos hacen pensar que las
autoridades no son capaces, ni siquiera, de proveer de seguridad interna. Aunque
las autoridades hagan anuncios de mayor gasto y presenten nuevos planes para
enfrentar la delincuencia, el optimismo en lo que pueda hacer el Estado para
brindarnos seguridad es cada vez menor.
El sistema de justicia, sin duda, requiere una gran transformación. Basta ver
los indicadores de competitividad para darnos cuenta de que, en temas como
corrupción, el Perú se encuentra en uno de los últimos lugares a nivel mundial y
el derecho a la propiedad no se encuentra adecuadamente protegido. Que en
nuestro país los estafados por incumplimiento de contrato difícilmente obtengan
una reparación, que los invasores de terrenos puedan tomar la propiedad de
ciudadanos honestos, y que los dueños de predios no puedan desalojar rápidamente
a sus inquilinos nos demuestran que nuestro sistema de justicia requiere un
cambio profundo.
En general, la legislación de derechos de propiedad requiere una gran
transformación. Un sistema como el actual donde, por ejemplo, el Estado es dueño
de los recursos ubicados en el subsuelo, es una estructura que no respeta el
natural derecho de propiedad de las comunidades a los recursos naturales. Este
es un sistema que ocasiona enormes ineficiencias, pues la asignación de recursos
responde a los deseos de autoridades y no a las preferencias de los dueños
naturales, es decir de las comunidades campesinas.
El sistema de empresas públicas, sin duda, requiere una gran transformación.
Que el Estado siga siendo dueño de varias empresas es, a todas luces,
lamentable. Los políticos de turno no entienden la importancia de que empresas
como Petroperú y Sedapal, entre otras, sean de una vez privatizadas. Con
argumentos bastante débiles, tales como “dado que otros países tienen empresas
estatales, entonces el Estado peruano debe hacer lo mismo”, o “esta empresa
obtiene utilidades, así que es buen negocio para el Estado mantenerla como
pública”, las autoridades se oponen a todo intento de privatización, procuran
expandir las empresas ya existentes y, de paso, nos demuestran que saben muy
poco de conceptos económicos básicos.
El Perú necesita, sin duda, una gran transformación. Pero necesita una gran
transformación que devenga de una vez por todas en la garantía de que se
respetará la libertad individual de las personas, y que también se respetará el
derecho a la propiedad privada y la vida misma. Nuestro país necesita una gran
transformación que lo convierta en una sociedad realmente libre.